Importancia del agua de riego

Tanto la calidad del agua de riego como el manejo adecuado del mismo son esenciales para la producción exitosa de cultivos y así poder conseguir altos rendimientos.

La calidad del agua de riego afecta principalmente a dos factores:

  • Rendimientos de los cultivos
  • Condiciones físicas del suelo.

Motivos por lo cual es muy importante tener en cuenta la calidad del agua. Recomendando realizar análisis del agua de riego antes de seleccionar el sitio y los cultivos a producir. Es aconsejable no solo realizar un único análisis, debido a que la calidad de algunas fuentes de agua puede variar significativamente en función de la época del año, así que es recomendable tomar más de una muestra, en distintos períodos de tiempo.

Con estos análisis conoceremos los parámetros que determinan la calidad del agua de riego, los cuales se dividen en tres categorías:

QUÍMICOS

Las características químicas del agua de riego se refieren al contenido de sales en el agua, así como a los parámetros derivados de la composición de sales en el agua; parámetros tales como la CE / TDS (Conductividad Eléctrica / sólidos totales disueltos), RAS (Relación de Adsorción de Sodio), la alcalinidad y la dureza del agua.

 

FÍSICOS

Los parámetros Físicos a tener en cuenta son los siguientes:

  • Sabor y Olor. Estos parámetros tienen interés muy evidente en las aguas dedicadas al consumo humano, no teniendo importancia relevante en el agua de riego agrícola.
  • Existen muchas causas por las que se atribuyen el color al agua, aunque algunos colores específicos dan una idea de la causa que los provoca, los casos más significativos son los siguientes:
    • Color amarillento debido a los ácidos húmicos.
    • Color rojizo, suele significar la presencia de hierro.
    • Color negro indica la presencia de manganeso.
  • Es la dificultad del agua para transmitir la luz debido a materiales insolubles en suspensión, en general son muy difíciles de filtrar y pueden dar lugar a depósitos en las conducciones.
  • Conductividad y Resistividad: Son indicativas de la materia ionizable presente en el agua. El agua pura prácticamente no conduce la electricidad; por lo tanto la conductividad que podamos medir será consecuencia de las impurezas presentes en el agua. Es por lo tanto un parámetro físico bastante bueno para medir la calidad de un agua.

BIOLÓGICOS

Estos parámetros son indicativos de la contaminación orgánica y biológica; tanto la actividad natural como la humana contribuyen a la contaminación orgánica de las aguas.

Este tipo de contaminación es más difícil de controlar que la química o física y además los tratamientos deben estar regulándose constantemente.

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El suelo en la producción agrícola. Agua

El agua del suelo es indispensable para el crecimiento de las plantas, tanto para alimento  como para reponer las pérdidas por evapotranspiración que se producen durante el ciclo vegetativo.

Además el agua es la encargada de disolver los elementos nutritivos que absorben las plantas a través de la solución del suelo.

El aspecto más importante de la relación planta – agua es el balance interno, debido a que controla procesos fisiológicos y bioquímicos, además de determinar la cantidad y calidad del crecimiento y producción de la planta

Con un buen manejo del agua en los riegos, se puede conseguir un importante ahorro de agua y de nutrientes, sobre todo nitrógeno, disminuyendo sus pérdidas por lixiviación.  Para ello hay que tener en cuenta la textura y estructura del suelo.

Algunas recomendaciones para ahorrar agua y nutrientes son las siguientes:

  • En suelos arenosos lo riegos tienen que ser frecuentes y con dosis menores que en suelos arcillosos.
  • Hay que ajustar el intervalo de riego y las dosis a las necesidades hídricas del cultivo a lo largo de su ciclo, teniendo en cuenta el estado fisiológico en que se encuentra la planta, ya que no son iguales las necesidades en todos los estadios.
  • Después de la aplicación de la fertilización nitrogenada, no se deben aplicar dosis altas de riego.

Suelo agricola3

La calidad del agua de riego afecta tanto a los rendimientos de los cultivos como a las condiciones físicas del suelo, incluso si todas las demás condiciones y prácticas de producción son óptimas. Por lo tanto, es muy importante realizar un análisis del agua de riego para conocer la composición del agua.

El agua de riego puede contener nitrógeno y otros elementos nutritivos, así como sustancias contaminantes. Es muy importante y necesario conocer el contenido de estos nutrientes en el agua de riego para reducir su cuantía en la fertilización y poner en práctica medidas que minimicen o anulen los posibles efectos contaminantes.

El agua puede contener nitrógeno, incluso potasio y magnesio, por lo que a la hora de calcular la fertilización habrá que tenerlos en cuenta también.

La importancia del suelo agrícola radica en las funciones que desempeña en el correcto desarrollo de los cultivos.

Además de ser un factor determinante para la agricultura el suelo también tiene otras funciones en el medio ambiente y la socio-economía, que son las siguientes:

  • Producción de biomasa. Los suelos sirven de sustrato para plantas, animales y microorganismos que contribuyen a crear un medio que resulta básico para la producción primaria de los ecosistemas terrestres. Así aportan aire, agua y nutrientes para las plantas además de una base fija de soporte.
  • Regulación medioambiental. El suelo tiene capacidad amortiguadora, transformadora y de filtración, ya que los contaminantes procedentes de la atmósfera y otras fuentes, son retenidos por los filtros físicos y químicos. El suelo también regula los aportes de agua externos reduciendo el impacto de fuertes lluvias sobre ríos, lagos,…
  • Hábitat biológico. El suelo sirve de hábitat para un gran número microorganismos, cuya presencia es de vital importancia ya que son los responsables de la descomposición, transformación y síntesis de sustancias orgánicas.
  • Base fundamental de la producción agrícola. El suelo soporta y permite el crecimiento de las plantas.

 

La agricultura como fuente y sumidero

La agricultura es una fuente importante de emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero. Libera grandes cantidades de dióxido de carbono a través de la combustión de biomasa, principalmente en zonas de deforestación y de pastos.

La agricultura es también responsable de casi la mitad de las emisiones de metano. Aunque persiste en la atmósfera durante un tiempo más corto, el metano es aproximadamente veinte veces más potente que el dióxido de carbono en su acción de calentamiento y, por tanto, un importante factor a corto plazo del calentamiento global. Las actuales emisiones antropogénicas son del orden de 540 millones de toneladas al año y están creciendo a un ritmo aproximado del 5 % anual.

Sólo el ganado representa aproximadamente la cuarta parte de las emisiones de metano a través de la fermentación intestinal y la putrefacción de los excrementos. A medida que aumente el número de cabezas de ganado y que la producción pecuaria se haga cada vez más industrial, se prevé un aumento del estiércol del orden del 60% para el año 2030. Las emisiones de metano procedentes del ganado aumentarán probablemente en la misma proporción.

El cultivo de arroz es otra fuente agrícola importante de metano, que representa aproximadamente una quinta parte del total de las emisiones antropogénicas. Se prevé que la superficie utilizada para cultivar arroz aumente aproximadamente el 10% para el año 2030. Sin embargo, las emisiones pueden crecer más lentamente, debido a que una proporción mayor de arroz se cultivará con una gestión del regadío y de los nutrientes mejor controlada y a que se podrán utilizar variedades de arroz que emitan menos metano.

La agricultura es una fuente fundamental de otro gas importante que contribuye al efecto invernadero: el óxido nitroso. Este compuesto lo generan procesos naturales pero se ve aumentado por la lixiviación, la volatilización y la escorrentía de fertilizantes nitrogenados, y por la descomposición de los residuos de cultivos y residuos animales. El ganado representa aproximadamente la mitad de las emisiones antropogénicas. Se prevé que las emisiones anuales de óxido nitroso de la agricultura aumenten en un 50%

La agricultura puede ser también un sumidero para el carbono. Sin embargo, se acepta generalmente que los suelos, igual que otros sumideros biológicos (por ejemplo, vegetación) tienen un límite superior intrínseco para almacenamiento. La cantidad total que se puede almacenar es específica de lugares y cultivos, y la tasa de fijación desciende al cabo de unos cuantos años de crecimiento antes de llegar a alcanzar este límite. Se estima que en 1997-99 se fijaron de 590 a 1.180 millones de toneladas de carbono sólo en los suelos de cultivos, bajo la forma de materia orgánica del suelo procedente de residuos de cultivos y estiércol. Las proyecciones de crecimiento de cultivos implican que para 2030 este total podría aumentar en un 50%.

Otros cambios pueden aumentar dicho total todavía más sería la recuperación de 2 millones de los actuales 126 millones de hectáreas de suelos salinos anualmente, podrían suponer 13 millones de toneladas de carbono adicionales anualmente.

La agricultura como fuente y sumidero

En países desarrollados, la tierra que se deja de cultivar de manera permanente puede fijar grandes cantidades de carbono si se deja sin trabajar o se utiliza para repoblación forestal.

Según las condiciones agroclimáticas, la agricultura de no laboreo puede fijar de 0,1 a 1,0 toneladas de carbono por ha/año, además de reducir las emisiones de dióxido de carbono en más del 50%, debido a la reducción del uso de combustibles fósiles en la labranza.

El crecimiento potencial para la agricultura de no laboreo es considerable. Si se convierten a la agricultura de no laboreo otros 150 millones de hectáreas de tierras de secano para el año 2030 y la tasa de fijación media en las tierras utilizadas de esta manera es de 0,2 a 0,4 toneladas por ha y año, otros 30 o 60 millones de toneladas de carbono pueden absorberse anualmente en los primeros años después de la conversión.

En el caso de que se abandonen algunas de estas prácticas, el carbono fijado se liberará a lo largo de un período de pocos años. Se necesitan sumideros de carbono agrícolas de esta clase para ganar tiempo que permita afrontar las emisiones de dióxido de carbono en su origen.

Fuente: http://www.fao.org