El mercado de futuros del maíz, ¿vender la piel del oso antes de cazarlo?

Un contrato de futuros es un acuerdo entre dos partes que se obligan a comprar o vender un determinado bien, o valor, en una fecha futura y determinada.

Un ejemplo: estimo que mi cosecha producirá 1000 t de maíz, y espero cosechar en abril; y tengo un amigo ganadero, que demanda esa cantidad para esas mismas fechas. Si nos ponemos de acuerdo en el precio, podremos firmar un contrato de futuros de maíz.

La Lonja de León daba un precio de referencia para el maíz con menos del 15% de humedad de 183,00 €/t (cotización del 22/08/2018). Su cotización el pasado abril fue de 178,00 €/t.

Nuestro contrato vence en abril de 2019; acordamos un precio de 180 €/t; Ambas partes, vendedor y comprador, se aseguran el precio al que podremos comprar/vender el maíz con 8 meses de antelación. En este caso, el contrato de futuros nos sirve para dar garantía y cobertura al precio.

Si por alguna razón hubiera escasez de maíz, y los precios subieran, el comprador tendría asegurado el precio al que iba a adquirir el maíz (aunque el vendedor estaría obligado a vender en el precio comprometido, con lo que dejaría de ganar); si por el contrario, hubiera abundancia, y los precios bajaran, el vendedor tendría asegurado el precio que iba a percibir.

Compliquémoslo un poco más:

Yo, vendedor, tengo la impresión de que el precio va a subir; pero me gustaría poder asegurarme hoy un precio mínimo, así que le propongo a mi amigo ganadero el siguiente trato: «Te pago 15 €/t hoy, por tener la opción de venderte mi cosecha, en abril, a 185 €/t».

Mi amigo ganadero cree que el precio va a mantenerse o bajar, y que estará entre los 170 y los 185 €/t así que me acepta el trato.

Acabamos de firmar un contrato de opciones «put», o de venta.

Si el precio de mercado baja de los 185 €/t yo querré ejercer la opción de venta; Mi amigo ganadero me pagará los 185 €/t, y mientras el precio de mercado no sea inferior a los 170 €/t ganará en la operación (185 que me paga – 15 que le pagué = los 170 €/t del punto de equilibrio).

Si el precio está por debajo de los 170 €/t, mi amigo ganadero se sentirá un poco frustrado, porque habría podido abastecerse a un precio menor; sin embargo, la opción «put» le habrá generado al menos una expectativa bastante cierta de lo máximo que iba a pagar (170 €/t), y además habría dispuesto hoy de un dinero (15 €/t) con el que no contaba.

Si el precio de mercado sube más allá de los 185 €/t, se lo venderé al mejor postor; habré pagado una «prima» (15 €/t) por asegurarme un precio mínimo (185 €/t).

Imaginémonos que pasa un mes, y todo apunta a que el precio va a subir; condiciones climáticas adversas, un crecimiento desmesurado de la demanda para piensos, o una decisión política, como reforzar los incentivos al uso de biocombustibles, como el bioetanol, producido a partir de maíz.

Mi amigo ganadero empieza a preocuparse: está convencido que en abril, cuando él va a necesitar al menos 1000 t de maíz, el precio es posible que ronde los 195 €/t. Está seguro de que yo no voy a ejercer mi opción de venta, porque con un precio de lonja de 195 €/t, estaría perdiendo dinero en la operación. Así que decide ponerse a buscar nuevas opciones, y se acuerda de que otro amigo común, agricultor, como yo, produce también maíz, y podría entregarle las 1000 t que él necesita, en el plazo dado (abril de 2019). Le llama, y lo que le cuenta, le sorprende:  nuestro amigo común no cree que el precio vaya a subir.

Así que le hace la siguiente propuesta: «Te pago 15 €/t hoy, por tener la opción de comprarte 1000 t de maíz, en abril de 2019, a 180 €/t».

Nuestro amigo piensa «Si el precio está por debajo de 180 €/t, no hará uso su opción (o derecho de compra). Si el precio de mercado está entre 180 €/t y 195 €/t (los 180 que me va a pagar, más los 15 que me dio a cambio de su opción) gano; Y si el precio se dispara por encima de 195 €/t, lo cual no creo que pase, dejaré de ganar algo, pero al menos tendré asegurado un ingreso de 195 €/t. Está claro, tenemos un trato».

Mis dos amigos, el ganadero y el agricultor, acaban de firmar un contrato de opciones «call», o de compra.

Así descrito, y a pequeña escala, todo parecen ventajas; y es que en esencia, los contratos de futuros, y opciones, fueron creados con ese fin: generar estabilidad en los precios de mercado, tanto a la parte compradora como vendedora, en productos que, por estar rodeados de incertidumbre, sufrían de una gran volatilidad; otorgar ciertas garantías de seguridad de suministro a quien estaba dispuesto a pagar una prima por ello; y enviar una «señal» al mercado de cuál podría ser la demanda futura de un determinado bien.

Una pregunta lógica es desde cuando se realizan este tipo de operaciones: se citan con frecuencia operaciones similares en el antiguo Egipto, o en Grecia (donde Thales de Mileto se forró anticipando cómo iba a ser la cosecha de la aceituna). En Japón, en el S XVII, se estableció un mercado similar para comerciar con arroz pero el gobierno imperial lo suprimió en 1869 porque distorsionaba gravemente los precios.  Sin embargo, la primera referencia moderna, y que aún perdura como el principal mercado de commodities* agrícolas del mundo es el Chicago Board of Trade, establecido en 1848.

La cuestión se oscurece un poco cuando aumenta la distancia entre quien produce (y percibe el precio de productor) y quien comercia con los derechos sobre el bien (o sea, la piel del oso) ; y cuando decisiones políticas (el ejemplo más claro es el antes citado incentivo al uso de bioetanol, producido a partir de maíz) provocan una competencia feroz por el bien que termina repercutiendo en alzas en los precios que pagan los demandantes (mi amigo el ganadero), sin que necesariamente se vean beneficiados los productores (los agricultores).

El mercado de futuros no causa el problema, pero puede ayudar a multiplicar sus efectos.

La pregunta es, ¿Cuánto me puede afectar esto a mi?

La respuesta está en este gráfico:

Jorge

No se refiere ni a maíz, ni a Chicago: es representa la evolución de los precios del trigo en España (línea roja, referencia de la terminal de graneles del puerto de Tarragona) y el MATIF, (o Marché à Terme International de France; el mercado de futuros agrícolas de referencia en la Unión Europea).

La correlación entre los precios es del 93%; salvo en momentos puntuales donde el precio de los futuros cae por debajo del precio de mercado, existe una relación muy clara entre ambos.

La conclusión podría ser desalentadora: que existe un espacio cerrado, muy alejado del campo, que ignora completamente a quien produce y a quien demanda, y cuya única preocupación es obtener el máximo beneficio, realizando una labor de intermediación ficticia, y sin aportar nada de valor a la cadena; porque esa podría ser la realidad, si no existiera regulación. 

Pero existe. Podrá ser imperfecta, pero ahí está; su función es precisamente limitar las prácticas meramente especuladoras, y fomentar que el mercado funcione. Por si queda alguna duda al respecto, conviene recordar que en julio de 2018 la Comisión Europea impuso a Google una multa récord por 4.343 Millones de Euros por abuso de posición, esto es, por distorsionar el mercado. 

Y no se puede olvidar que en esa intermediación ficticia si se aporta un valor, que no se debe trivializar: se aporta seguridad.  La que obteníamos mi amigo ganadero, y yo, si firmábamos nuestro contrato de futuros para comerciar con mis 1000 t de maíz en abril de 2019, o lo obteníamos cada vez que llegábamos a un acuerdo sobre nuestras opciones. 

En su libro «El Economista Camuflado», Tim Hartford se imaginaba

«a un oficial soviético que intentando comprender el sistema occidental, preguntaba «díganme… ¿quién es el encargado de suministro de pan para la población de Londres?”. La pregunta es cómica, pero la respuesta – <<nadie>>- resulta perturbadora.»

Le contestó en enero de 2018, en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados, uno que va camino de la cárcel (que no por ladrón, deja de tener razón en esto)              «es el mercado, amigo».

*por commodity (plural, commodities) se denomina a todo bien que es producido en masa por el hombre o incluso del cual existen enormes cantidades disponibles en la naturaleza, y que por tanto tiene un valor o utilidad y un nivel de diferenciación o especialización muy escaso. Para regularlo se establecen normas o estándares (por ejemplo, para el maiz, hablamos de que tiene menos de un 15% de humedad). Cuando lo adquieres, adquieres el producto (maiz <15%humedad, y cualesquiera otras normas conocidas que se establezcan para esa comodity) e idealmente no distingues ese maiz de otro; te da igual, por ejemplo, su origen o su trayectoria hasta llegar a tus manos.

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Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas

El Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas (SIGPAC) permite identificar geográficamente las parcelas declaradas por los agricultores y ganaderos, en cualquier régimen de ayudas relacionado con la superficie cultivada o aprovechada por el ganado.

Pensado inicialmente con el propósito de facilitar a los agricultores la presentación de solicitudes, con soporte gráfico, así como para facilitar los controles administrativos y sobre el terreno, el SIGPAC se ha convertido en una herramienta de enorme utilidad en campos diferentes del agrario (geología, infraestructuras, urbanismo…), lo que obedece a su concepción y desarrollo, en el que se hace uso continuo y permanente de las tecnologías más avanzadas en información geográfica automatizada.

El SIGPAC está formado por imágenes aéreas, también llamadas ortofotos, que abarcan todo el territorio nacional, sobre las que se superpone los planos parcelarios de catastro de rústica, de este modo para cada referencia concreta, el sistema proporciona automáticamente la parcela referenciada.

Entre los objetivos más significativos del SIGPAC figuran los siguientes:

  • Facilitar a los agricultores la presentación de solicitudes, mediante soportes gráficos, necesarios para las declaraciones de superficie.
  • Facilitar los controles administrativos ya que, la información digital ayudará a la Administración a identificar mejor el origen de los errores derivados de las declaraciones de los agricultores o de la grabación de los datos, y servirá de soporte documental para la resolución de casos dudosos que se detectenen los controles realizados.
  • Facilitar los controles sobre el terreno, agilizando la localización de parcelas y permitiendo la realización de «visitas rápidas » tanto en los controles clásicos como de teledetección.

El MAPAMA pone a disposición de la administración y los agricultores un visor online, que permite la visualización y consulta de los datos que ofrece sigpac, así como otras utilidades como medir parcelas o consultar los códigos de un recinto, entre otras.

Visor SIGPAC:http://sigpac.mapa.es/fega/visor/

Laura

Fuente: https://www.mapama.gob.es/es/

 

LA DIFICULTAD DE ACERTAR EN UNA CAMPAÑA ATÍPICA

Las intensas lluvias que sucedieron a una dura sequía han complicado la aplicación de fertilizantes y fitosanitarios.

Las abundantes lluvias y las inundaciones han provocado que, en algunas zonas, haya sido necesario realizar hasta tres coberturas para conseguir la adecuada asimilación del nitrógeno por parte de las plantas. Esto, después de meses de una sequía que tampoco permitió realizar la siembra en unas condiciones óptimas. Son circunstancias que han complicado la toma de decisiones a la hora de adquirir y aplicar fertilizantes y fitosanitarios.

Lidia

 

DIFÍCIL APLICACIÓN DE FITOSANITARIOS Y FUNGICIDAS

En lo relativo a estos productos, se están registrando incrementos muy notables en relación con el año anterior. Varias circunstancias lo han motivado. En general ha habido bastante más septoria que ningún otro año y más roya amarilla que el año pasado; y en determinadas zonas, al final del ciclo se ha detectado también roya parda. Las circunstancias han cambiado mucho y es normal que se haya dado este aumento en la adquisición de estos productos. Podemos situar la subida entre el 30 y el 40%.

FERTILIZANTES

Para poder realizar un buen análisis de cómo ha transcurrido la campaña en cuanto a la utilización a la utilización de fertilizantes hay que tomar como referencia lo ocurrido el año anterior. La cosecha en Castilla y León fue tremendamente mala, por lo que ya se preveía que el abonado de siembra tampoco iba a ser bueno. Y se confirmó, con una bajada de entre un 10 y un 15% en la adquisición de abonos complejos y de mezcla. En cambio, en la zona del Ebro, que tuvo una última campaña aceptable, la fertilización de siembra ha sido como la de cualquier año normal.

En lo relativo al abono nitrogenado, sí que se ha producido un aumento significativo con respecto a 2017. En la zona del Ebro, al llover tanto se tuvo que aportar más nitrógeno o hacer dos coberturas, incluso tres en algunos casos. El motivo es que cuando car tanta agua, el nitrógeno y el azufre se lavan.

En cuanto a los datos relativos a la comercialización, si el año pasado se vendieron 27 mil toneladas de urea, este año se habla ya de un 10% más.

 

¿CULTIVAMOS PECES?

El arroz es un alimento básico en muchas comunidades asiáticas, y la cría de peces en arrozales es una tradición de varios siglos en muchos países de la región y hasta milenaria en algunas partes de China.

Los terrenos donde se cultiva arroz, son generalmente poco adecuados para el resto de los cultivos. El monocultivo en general es una práctica que provoca con el tiempo la degradación del terreno en cuantía de nutrientes y materia orgánica, por lo que el rendimiento puede verse mermado.  También el hecho de optar consecutivamente por un mismo cultivo permite la continuidad de plagas, malezas y enfermedades, cuya presencia aumentaría año a año si no se implementan prácticas adecuadas para evitarlo.

El cultivo conjunto de arroz y peces mitiga el impacto medioambiental de los productos agroquímicos y ayuda a incrementar la rentabilidad del cultivo de arroz:

  • Alimento para peces y menos plagas: los peces se alimentan de las malas hierbas y las plagas, lo que promueve el control de las plantas nocivas y reduce el daño causado por los insectos. Esto mejora el cultivo de arroz al tiempo que reduce las necesidades de alimentos de los peces y el uso de plaguicidas.
  • Fertilizante gratuito: el estiércol de los peces sirve de fertilizante y el movimiento de estos ayuda a remover el suelo y mantenerlo suelto, lo que fomenta la descomposición de los fertilizantes y el desarrollo de las raíces.

Iris

Actualmente se está valorando su implantación en diferentes  lugares, sobretodo en algunas zonas de África, donde se está intentando aumentar la productividad agrícola y la mejora de sus medios de subsistencia ante el crecimiento demográfico. Su implantación  puede desempeñar un papel muy importante en la reducción de la pobreza y en la  mejora de la seguridad alimentaria y nutricional.

A través de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) se ha puesto en marcha un programa de intercambio de experiencias entre China y países de África, Asia y el Pacífico Sur.

http://www.fao.org/3/a-i4289s.pdf

EL HUERTO ESCOLAR

Cada vez más centros escolares se están animando a construir un huerto escolar en sus instalaciones. Y no es para menos porque esta herramienta didáctica permite poner en práctica un gran número de competencias y disciplinas al mismo tiempo.

El huerto escolar es un pequeño espacio dentro de la institución educativa cuyo objetivo primordial es que el alumno llegue a comprender las relaciones que hay entre las plantas y el medio que le rodea; observando los cambios que sufren por efecto de la luz, el agua, el suelo, la temperatura, y en general, por todos aquellos factores que intervienen en su crecimiento y desarrollo.

Algunos de los beneficios del huerto escolar son:

  • Permite probar, experimentar y aprender haciendo, lo que hará que el aprendizaje sea significativo. Como nos recuerda Confucio “Escucho y olvido, veo y recuerdo, hago y entiendo”.
  • Promover una conciencia de cuidado y respeto por el medio ambiente.
  • Potenciar un trabajo colaborativo y cooperativo compartiendo tareas (plantar, regar, limpiar malas hierbas, etc.) que pueden ir rotando. Además, es imprescindible que haya una buena organización y que sean los propios alumnos que vayan adquiriendo esta responsabilidad a medida que estos obtengan la autonomía suficiente.
  • Conocer los productos autóctonos e identificar los que son propios de la época. Es genial que los alumnos sean conscientes que los productos que ellos plantan, cosechan y recogen, luego son los que se comerán. Este hecho puede proporcionar una gran satisfacción y orgullo a los estudiantes.
  • Favorecer una alimentación saludable y equilibrada. Los propios alumnos conocen los alimentos que cultivan con lo cual están más abiertos a probarlos.
  • Fomentar la participación de las familias, es decir, se puede pedir la colaboración de algún familiar para que comparta su conocimiento, familiares que quieran participar en la construcción del huerto, prestando herramientas, etc.
  • Ayuda a que los estudiantes valoren el ambiente, amen y respeten a la naturaleza, y la comprendan de manera que puedan aprovechar sus riquezas de un modo sustentable.
  • Ayuda a incrementar la calidad ambiental de los centros educativos donde se implementan.
  • Fomenta una mayor disposición en los estudiantes a tener actitudes responsables con la naturaleza, que de ser bien aprendidas pueden ser transmitidas al entorno familiar y social.

                                       Sara 1

Se podría decir, por tanto, que es un recurso transversal. Aprenden ciencias naturales y sociales: entienden mejor el mundo que les rodea, cómo funcionan los ecosistemas, de dónde y cómo crecen las plantas. Es un recurso pedagógico que engloba diversos contenidos de distintas materias, se experimenta la interdisciplinariedad, nada está incomunicado y todo forma parte de todo: el agua, el aire, el sol, la tierra, los alimentos que nos ofrece y nuestro esfuerzo al trabajarlo.

Un aspecto clave que se debe tener en cuenta es el riego del huerto escolar, el sistema más adecuado es el riego por goteo ya que es un método que usa de forma eficiente el agua y, principalmente, por su comodidad (si se dispone de un programador de riego en la toma de agua nos permite regar todos los días, incluidos los fines de semana y periodos de vacaciones, así como programar diversas zonas de riego con distintos tipos de riego).

Algunos de los componentes principales que necesitamos para la instalación de riego por goteo son:

  • Un grifo, toma de agua o un depósito.
  • Red de distribución: tuberías con goteros integrados o un conjunto de tubos sin goteros en los que realizaremos orificios donde nos interese para poner en ellos goteros o boquillas difusoras.
  • Piezas auxiliares como llaves, codos para unir los tubos en curvas o ángulos, etc.
  • Un programador. Este dispositivo se conectará a la toma de agua y será el encargado de abrirla y cerrarla según lo hayamos programado.
  • Un regulador de presión. No es indispensable pero es muy útil conectarlo a la salida del programador para que disminuya la presión a la que sale el agua del grifo.

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En caso de no disponer de todos estos medios, siempre nos quedará el riego manual que los alumnos realizarán y disfrutarán; aunque el riego en el huerto es una tarea fundamental y debemos planificarlo bien.

En definitiva, un huerto escolar constituye una herramienta multidisciplinar que permite abordar contenidos de educación medioambiental, desarrollar el trabajo en grupo así como el conocimiento del trabajo en el campo y la concienciación ecológica tan necesaria en nuestros días y tan útil en la vida del ser humano.

Webgrafía

http://entornoalhuerto.blogspot.com/2016/08/el-riego.html

http://parquesalegres.org/biblioteca/blog/beneficios-de-los-huertos-escolares/

http://blog.vicensvives.com/7-beneficios-del-huerto-escolar-como-recurso-educativo/